La finca de Whistlefield es famosa por el laberinto vegetal que diseñaron sus primeros propietarios. Allí aparecen los cuerpos sin vida de Roger Shandon -el dueño de la heredad- y de Neville -su hermano gemelo y conocido abogado. Serán necesarias una mirada aguda y una inquebrantable profesionalidad, que el jefe de policía Sir Clinton Driffield posee en extraordinaria medida.